José María Velasco nació el 6 de
julio de 1840 en Temascalcingo, Estado de México. A los 18 años de edad ingresó
a la Academia de San Carlos donde estudió con Eugenio Landesio —discípulo del
paisajista húngaro Károly Markó (1791-1860)—, quien descubrió las cualidades de
su alumno como dibujante y colorista, por su interés por los temas románticos y
por su facilidad para la pintar paisajes.
Sus primeras obras fueron sobre
arquitectura y paisajes con rocas. Años más tarde plasmó la belleza del Valle
de México, sus grandes vistas, sus volcanes, su fauna y flora, y en esas obras
enfocó gran parte de su labor creativa.
Fruto de sus estudios de botánica
fue el libro que escribió e ilustró La flora en el Valle de México. Trabajó
como dibujante en el Museo Nacional, y en 1882 aprendió fotografía y
litografía. Entre los movimientos internacionales que ejercieron influencia
sobre su obra se encuentra el impresionismo francés.
Las creaciones más conocidas del
maestro Velasco son Valle de México (1877) –de la que José Martí escribió
“detengámonos y admiremos este notabilísimo paisaje (…) El Valle de México es
la belleza grandiosa; imponente como ella es el hermoso paisaje de Velasco—,
México (1877) y obras como Templo de San Bernardo o Un paseo por los
alrededores de México.
Piezas que, como todo lo
realizado por él, son de gran majestuosidad y donde la luz, el color, la
naturaleza y la obra del hombre tienen un perfecto equilibrio.
José María Velasco fue invitado
en 1889 como delegado oficial del gobierno mexicano a la Exposición
Internacional de París, donde se le honró con la condecoración de Caballero de
la Legión de Honor. En 1893 exhibió en la Feria Mundial de Chicago, donde
también fue premiado. En la Historia del
Arte de México del siglo XIX, José María Velasco ocupa un lugar sobresaliente.
Ningún otro artista de la época produjo una obra semejante en cuanto a
trascendencia, originalidad y número.
Durante sus últimos 20 años de
vida, Velasco recreó al menos en nueve ocasiones el tema del Valle de México,
todas grandes piezas en las que se aprecian desde varios puntos de vista la
planicie de la ciudad.
Se ha escrito que sus paisajes “encierran una
compleja construcción, una ingeniería de perspectivas áreas, líneas,
proporciones, volúmenes y colores que resulta difícil de concebir o encontrar
antes de Velasco, por más que haya habido diversos y nobles antecedentes como los
artistas Rugendas, Nebel o los pintores del siglo XIX”.
Xavier Villaurrutia, Octavio Paz, José Martí,
Carlos Pellicer, Raquel Tibol y Olivier Debroise, entre otros, han escrito sobre
la obra de este gran maestro mexicano de la pintura universal.
Se ha dicho que el México de Velasco es, además, un país visto por un arquitecto y
urbanista, un pintor y un dibujante con ribetes de agrimensor, botánico,
naturalista y geólogo.
Fuente: CONACULTA